Ya tenemos a Don Quijote como flamante caballero andante. Por el camino llegó a una encrucijada y cogió la dirección que eligió Rocinante. A varios kilómetros se encontró a unos mercaderes toledanos, a quienes pidió que confesasen la belleza de Dulcinea del Toboso. Los mercaderes se burlaron de la situación. Don Quijote se enfadó y atacó, con la mala fortuna de tropezar su fiel caballo Rocinante. Don Quijote fue atacado por uno de los venteros (mercader) y gracias a la ayuda de un vecino pudo ser socorrido.
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